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En mis propias manos

¿Dónde está?

Nunca había tenido un orgasmo y estaba preocupada. Hacía casi un año y medio que tenía relaciones sexuales con mi novio… y nada. Me gustaba el sexo con él pero por otro lado pensaba cuándo va a pasar. Tenía tantas preguntas: ¿Cómo será? ¿Y si lo tuve y no me enteré? ¿Lo trastornará a mi novio? ¿Y si nunca me pasa? ¿Y si no puedo tener un orgasmo?

La búsqueda

Estaba decidida a tener un orgasmo y por eso empecé mi investigación. Compré un libro sobre la mujer y el placer sexual. Siguiendo los consejos del libro, usé un espejo para mirar mis genitales. ¡Nunca había visto mi vulva! Ahí estaba, los labios internos y externos, el clítoris y la apertura de la vagina. Según el libro, a veces las mujeres tienen dificultad para alcanzar un orgasmo durante el coito porque también necesitan estimulación del clítoris. Con el espejo en la mano pude ver que el clítoris estaba bastante escondido. En ese instante entendí que mi clítoris nunca había sido estimulado durante las relaciones sexuales. ¿Sería esto la clave?

Fue útil aprender que es normal y saludable sentir placer sexual. Todos los libros y sitios que exploré hablaban sobre la masturbación. De hecho, uno de los sitios decía que la mayoría de las mujeres que tienen orgasmos con su pareja ya han tenido un orgasmo debido a la masturbación. Este sitio sugería que las mujeres que nunca habían tenido un orgasmo deberían intentar masturbarse para aprender más sobre su propio placer.

Así que me preparé mentalmente y me masturbé por primera vez. Al principio me sentía un poco rara, casi como si estuviera haciendo algo prohibido. Pero volví a consultar mis recursos y descubrí que para la mayoría de las personas experimentar tocándose en diferentes partes (senos, clítoris, labios vaginales, etc.) y de diferentes maneras (frotando lenta/suavemente, con presión fuerte/suave, masajeando, insertando, etc.) les ayuda a descubrir lo que les da más placer. Después de un tiempo, me di cuenta que me podía dar placer a mí misma. Estas primeras experiencias de masturbación me permitieron conocerme más a mí misma y saber lo que me da placer.

Por fin llegó

Cuando por fin llegó el famoso orgasmo, me di cuenta enseguida. Fue genial, como una ola de placer que atravesaba mi cuerpo. Me dejó un cosquilleo por todo el cuerpo. Fue sensacional, y además fue divertido.

Eventualmente, le conté mi experiencia a mi novio y le dije que quería probar tener un orgasmo mientras hacíamos el amor. Al principio, tenía miedo de no poder ayudarme. Pero cuando se dio cuenta que estábamos compartiendo la “tarea”, se relajó y nuestros encuentros sexuales han mejorado increíblemente. ¡He descubierto la clave de mi propio placer sexual!